El otro día alguien dijo que si tuviese tan solo un tema sobre el que pensar todos los días, sé sentiría afortunado.
Vivimos a cámara rápida y en modo "ahorro de energía". Vamos, venimos, comemos, hablamos, dormimos, queremos, nos preocupamos, nos enfadamos y lloramos de tristeza y de felicidad. Pero todo lo hacemos con cierto automatismo. Vivimos repitiendo una serie de acciones y razonamientos rápidos e inconscientes, y parece que va bien. Sin embargo, no nos damos cuenta de que 'pensar' no consiste en decidir si cogemos el tren o el coche, ni en imaginar la sonrisa de alguien especial. Pensar es mucho más que eso.
Pensar significa dudar de algo, reparar en algo que pasa inadvertido ante los ojos de los demás, y cuestionarlo. Pensar significa darle vueltas a ese descubrimiento hasta llegar a verlo desde distintas perspectivas. Es como jugar a ajedrez: si el caballo amenaza a tu reina, no matas al caballo sin más; primero analizas todas las posibilidades -apartar la reina a un lado o a otro, matar el caballo con la torre, o con el alfil, interponer un peón...o hacerle jaque al rey- y luego, una vez has visualizado todas las jugadas, mueves ficha.
Con los pensamientos ocurre lo mismo. No puedes resolverlo todo en cuestión de segundos. De acuerdo, parece que sí, pero no es la mejor manera. Lo más beneficioso es dedicarte un rato al día para pensar, para escucharte a ti mismo y para observar y analizar pequeñas cosas que pueden parecer insignificantes, pero que en muchas ocasiones se tornan completamente relevantes.
Es una lástima que yo no sea capaz de cuestionarme y replantearme algo cada día, pues yo también estoy automatizada y no tengo la paciencia suficiente como para ver que siempre hay algo que salva a tu reina.
Vivimos a cámara rápida y en modo "ahorro de energía". Vamos, venimos, comemos, hablamos, dormimos, queremos, nos preocupamos, nos enfadamos y lloramos de tristeza y de felicidad. Pero todo lo hacemos con cierto automatismo. Vivimos repitiendo una serie de acciones y razonamientos rápidos e inconscientes, y parece que va bien. Sin embargo, no nos damos cuenta de que 'pensar' no consiste en decidir si cogemos el tren o el coche, ni en imaginar la sonrisa de alguien especial. Pensar es mucho más que eso.
Pensar significa dudar de algo, reparar en algo que pasa inadvertido ante los ojos de los demás, y cuestionarlo. Pensar significa darle vueltas a ese descubrimiento hasta llegar a verlo desde distintas perspectivas. Es como jugar a ajedrez: si el caballo amenaza a tu reina, no matas al caballo sin más; primero analizas todas las posibilidades -apartar la reina a un lado o a otro, matar el caballo con la torre, o con el alfil, interponer un peón...o hacerle jaque al rey- y luego, una vez has visualizado todas las jugadas, mueves ficha.
Con los pensamientos ocurre lo mismo. No puedes resolverlo todo en cuestión de segundos. De acuerdo, parece que sí, pero no es la mejor manera. Lo más beneficioso es dedicarte un rato al día para pensar, para escucharte a ti mismo y para observar y analizar pequeñas cosas que pueden parecer insignificantes, pero que en muchas ocasiones se tornan completamente relevantes.
Es una lástima que yo no sea capaz de cuestionarme y replantearme algo cada día, pues yo también estoy automatizada y no tengo la paciencia suficiente como para ver que siempre hay algo que salva a tu reina.